Las copas tienen como función captar mejor el buqué, resaltar el sabor y poder ver sus características visuales, por lo que es necesario tener una copa especial para cada uno de los vinos.
Una de las características principales de la copa, debe ser de cristal liso o vidrio fino (nunca de vidrio grueso o vaso y jamás plástico o metal). La copa debe ser incolora, ni esmerilada, sin serigrafía, totalmente transparente para que se pueda admirar la limpidez y el color del vino.
Temperaturas óptimas para el servicio de los diferentes vinos:
Blancos jóvenes: 8ºC
Blancos dulces: 6-8ºC
Blancos con barrica: 10-12ºC
Rosados / Cavas: 6-8º C
Tintos jóvenes, ligeros: 12-14ºC
Tintos potentes, con cuerpo: 14-16ºC
Tintos con crianza: 16-18ºC
“El vino tinto se bebe a temperatura ambiente... sí, pero el de la bodega”; es decir 16-18 ºC.
Lo mismo nos ocurre con los blancos y rosados, pero a la inversa. Cuando un vino está demasiado frío, sea bueno o malo, su aroma desaparece y se vuelve totalmente neutro.
Lo ideal es que los vinos alcancen su temperatura óptima de consumo sin brusquedad, de modo gradual. En el caso de un gran tinto, hay que sacar la botella de la bodega a la víspera y dejarla 24 horas de pie, en un sitio fresco (16-18°C). No meter nunca un vino en el congelador, ni un tinto muy caliente en una cubitera de hielo. Finalmente, no debemos olvidar que el vino gana en la copa uno o dos grados, sobre todo si la sala está caliente.
¿Cuándo el vino necesita ser decantado?
Se utilizan principalmente para los vinos maduros, añejos o de crianza que han pasado muchos años en botella, que han alcanzado una complejidad y una plenitud que deben llegar intactas al catador.
Los decantadores evitan que los sedimentos que se forman a lo largo de su estancia en botella caigan en la copa.
Facilitan la oxigenación del vino y hacen que evolucione más rápidamente para poder apreciar, en poco tiempo, sus características organolépticas.
Ahora bien, esta acción lleva siempre aparejada una cierta oxigenación, y dependiendo del vino puede ser beneficiosa o perjudicial.
Respecto a la vieja duda de si hay que abrir una botella un rato antes de su servicio, la respuesta es "NO". Si un vino precisa ser aireado antes de su consumo, el intercambio gaseoso a través del cuello de la botella es prácticamente nulo, ya que la superficie de contacto es muy pequeña. Es más efectivo verter el contenido a un decantador espacioso, donde se producirá la buscada aireación, que será positiva para potentes vinos de crianza, llenos de juventud y "tanicidad", así se consigue que el potencial aromático del vino se exprese e intensifique.
En el caso de la botella añeja, hay que ser muy cauto con la oxigenación ya que tienen un delicado y frágil buqué y puede quedar totalmente arruinada con una aireación brusca e inadecuada. En estos casos, es prudente usar un cestillo, usarlo con precaución y esto puede ser suficiente para no servir los pozos.
Tiempo de permanencia en el decantador:
Decantando vino tinto reserva:
Existen diferentes tipos de decantadores que son útiles dependiendo de la edad del vino y del tipo de la botella. Podemos encontrar los convencionales, para vinos jóvenes, y los Magnum, para botellas de gran tamaño, también están los decantadores Pato, para los vinos más delicados, y los “Oporto”, para los vinos con muchos sedimentos.
Los tintos jóvenes requieren de una decantación agresiva, como un jarreo, para que pueda airearse y exprese todo su potencial.
Los vinos más viejos se decantan con vela para evitar que los sedimentos caigan a la copa.
El decantador ideal: posee una base con diámetro bastante restringido que limitará la superficie de contacto con el aire. Un cuello estrecho evitará la disipación de los perfumes y preservará el vino de una oxigenación excesiva en el momento de verterlo en el decantador.
Decantador para vinos blancos: Dada su naturaleza bastante frágil, los vinos blancos deben tratarse con delicadeza. Un ligero removido afinará su pureza aromática preservando al mismo tiempo su frescor.
¿Cómo limpiar un decantador?
Después de cada uso, enjuagar el decantador con agua bien caliente, evitando no obstante los choques térmicos. A continuación, escurrir boca abajo. Un escurridor para decantador permite realizar fácilmente esta operación. Con el paso del tiempo, una fina película de taninos se deposita sobre las paredes, empañándolas. También están disponibles otros accesorios que te permiten una limpieza más cómodo de tu decantador.
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